martes, 1 de noviembre de 2011

¿ALGUIEN CONTROLA EL USO DE LAS TIC POR LOS JÓVENES? ¿HAY UN BUEN USO O UN ABUSO DE LAS TIC?

Algunas reflexiones previas. Los medios y canales tradicionales de información y comunicación que ocupaban nuestro tiempo cuando no teníamos la opción del ciberespacio, y a través de los cuales recibíamos también importantes dosis de educación informal, tenían muchas limitaciones; por ejemplo:
- Leíamos los libros y la prensa que teníamos a nuestro alcance, aunque podíamos ampliar nuestras posibilidades en las bibliotecas o mediante la compra de materiales en librerías y kioscos (prensa generalmente local)
- Escuchábamos la radio y veíamos la TV que nos daban, aunque con la proliferación de canales (públicos y privados, algunos de pago) teníamos algunas alternativas donde elegir; el vídeo también nos permitía completar la oferta de la TV.
- Nuestra posibilidades de difundir opiniones, demandas, creaciones artísticas de todo tipo eran muy reducidas: había que encontrar un editor o pagar un espacio en la prensa o acceder a un programa de radio o TV...
- Nuestro círculo de familiares y amistades con los que nos podíamos comunicar por teléfono o personalmente era obviamente reducido; establecer relación con personas no conocidas resultaba casi siempre complicado
- Jugábamos con los videojuegos y el software que teníamos a nuestro alcance o que nos dejaban los amigos.
Estas limitaciones, junto con un cierto control del dinero de los más jóvenes,  facilitaban que de alguna manera muchas veces la familia pudiera ejercer una cierta tutela sobre las actividades de ocio de sus hijos y sobre las consiguientes fuentes de educación informal. Ahora, con los nuevos, baratos y ubicuos medios y canales de comunicación e información que nos ofrece la telefonía móvil e Internet, estas limitaciones desaparecen. Y con ello se debilitan los tradicionales sistemas de control familiar. Si tenemos acceso al ciberespacio tenemos a nuestro alcance una información casi infinita sobre casi cualquier tema, lecturas, música, vídeos, videojuegos y posibilidades de comunicación (sin grandes requerimientos protocolarios) con cualquier persona o grupo que tenga presencia en el ciberespacio.
En el nuevo marco de la sociedad de la información, donde incluso los más jóvenes disponen de un fácil acceso universal a la información y la comunicación (móvil, Internet en casa y en el cibercafé),  la familia debe proporcionar, más que nunca si cabe, ejemplo y modelos de referencia. Cuando el control se hace casi imposible, solamente la "educación", la convicción por parte de los individuos de lo que es o no correcto podrá establecer cauces y ofrecer guías seguras para navegar por esta sociedad cambiante que nos pone al alcance de la mano todo tipo de sugestivas, pero no siempre convenientes, posibilidades.

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